La tendencia de influencers que usan animales creados con IA para obtener más interacción está dominando el debate digital.
En las últimas semanas, creadoras de estilo de vida y modelos en plataformas como Instagram y TikTok han comenzado a publicar fotos y videos acompañadas de cachorros, cervatillos o animales exóticos generados por inteligencia artificial.
La propuesta busca sorprender, generar ternura inmediata y maximizar el rendimiento algorítmico. El resultado, en la mayoría de los casos, son publicaciones que superan ampliamente el promedio de “me gusta” y comentarios.

Detrás del efecto visual, sin embargo, surge una discusión más profunda. Muchos usuarios consideran que se trata de una manipulación estética que difumina aún más la línea entre lo real y lo editado.
Críticas recurrentes apuntan a que la técnica promueve expectativas irreales y resta valor al contenido auténtico. También hay cuestionamientos éticos sobre el uso de criaturas inexistentes como herramienta emocional para ganar atención, especialmente cuando se reemplaza a animales reales que podrían beneficiarse de visibilidad o adopción.

A nivel técnico, la tendencia se apoya en herramientas de IA generativa capaces de insertar animales con iluminación, texturas y sombras casi perfectas.
La facilidad de uso y la rapidez del proceso han convertido esta práctica en un recurso atractivo para quienes buscan destacar en un entorno saturado de imágenes similares. No obstante, expertos en cultura digital advierten que el abuso de estos recursos podría generar desconfianza creciente en lo que vemos en redes.
La tendencia abre una ventana al futuro inmediato de la creación de contenido: más creatividad, más impacto, pero también más responsabilidad. El desafío para influencers y audiencias será encontrar un equilibrio entre innovación visual y transparencia.