En los últimos días, el objeto 3I/ATLAS ha captado la atención de la comunidad científica y del público por igual.
Detectado a mediados de 2025, este cuerpo del tamaño de Manhattan se mueve en una trayectoria hiperbólica que confirma su origen interestelar, convirtiéndose en el tercer visitante de este tipo registrado en nuestro sistema solar.
Sin embargo, lo que ha provocado mayor debate son los recientes reportes de una aceleración no gravitacional y un cambio de color hacia el azul, fenómenos poco comunes que algunos investigadores, como el astrónomo de Harvard Avi Loeb, consideran potencialmente anómalos.
Un comportamiento que no encaja del todo
De acuerdo con un informe publicado por The New York Post, los observatorios que siguen la trayectoria del 3I/ATLAS han detectado que el objeto acelera ligeramente mientras se aproxima al Sol.

En teoría, este tipo de variaciones podrían deberse al deshielo y liberación de gases —un fenómeno conocido como outgassing—, típico de los cometas. No obstante, las estimaciones preliminares sugieren que la magnitud del impulso observado sería demasiado alta para explicarse solo con ese mecanismo.
A esa peculiaridad se suma el cambio en su espectro de color, que se ha desplazado hacia tonos más azules conforme el objeto se calienta. En la mayoría de los cometas, ocurre lo contrario: la exposición solar los vuelve más rojizos.
Este comportamiento ha despertado una ola de especulaciones sobre la naturaleza del 3I/ATLAS.
Las declaraciones de Avi Loeb
El profesor Avi Loeb, conocido por su trabajo sobre el también enigmático Oumuamua en 2017, ha vuelto a encabezar el debate.
Según explicó en su blog y en declaraciones citadas por el New York Post, la aceleración del 3I/ATLAS podría no ser puramente natural.
Loeb plantea que, si no se detecta una nube de polvo o gas suficientemente densa que justifique el impulso, el fenómeno podría tener un origen tecnológico, como una forma de propulsión activa o un reflejo de radiación solar sobre una estructura artificial.
Además, Loeb acusó a la NASA de “retener imágenes clave” tomadas por la cámara HiRISE del orbitador marciano, que, según él, podrían ofrecer pistas sobre la superficie del objeto.
? 3I/ATLAS: The Mystery Deepens ?
— Astronomy Vibes (@AstronomyVibes) November 3, 2025
According to Avi Loeb, something truly strange is happening with the interstellar object 3I/ATLAS.
As 3I/ATLAS moved closer to the Sun, it entered an environment with temperatures approaching 5800 K — temperature of the Sun’s surface.
The… pic.twitter.com/TlFBMfEHBy
La agencia, sin embargo, ha respondido que no hay evidencia de comportamiento anómalo ni riesgo para la Tierra, y que las imágenes serán publicadas tras el proceso habitual de calibración científica.
Lo que la ciencia confirma hasta ahora
Los estudios más conservadores indican que 3I/ATLAS muestra signos de actividad cometaria ordinaria: presencia de hielo de agua, emisiones de radicales OH y una coma tenue observable en el rango ultravioleta.
Varios modelos de dinámica orbital publicados en arXiv sugieren que la aceleración detectada podría estar dentro de los márgenes esperables para cometas interestelares activos.
A pesar de ello, los datos aún son limitados. Las próximas semanas serán cruciales, ya que el objeto se acercará a su punto más próximo al Sol y podrá observarse con mayor precisión desde telescopios terrestres y espaciales.
Si la aceleración se mantiene sin evidencia visible de eyección de gas, las hipótesis de Loeb ganarán más relevancia.
Más allá del misterio
Lo que está ocurriendo con 3I/ATLAS refleja tanto la fascinación como la incertidumbre que rodea a los visitantes interestelares. Su estudio es una oportunidad científica única para entender los materiales y procesos que existen fuera del sistema solar.
Las ideas de Loeb, aunque polémicas, mantienen vivo el debate sobre si deberíamos considerar seriamente la posibilidad de tecnología extraterrestre cuando surgen anomalías.
Por ahora, no hay evidencia sólida que respalde un origen artificial. Pero la combinación de aceleración inexplicada y cambio de color convierte a 3I/ATLAS en un objeto que merece observación constante y abierta.
Como bien apunta el principio científico: las afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias. Y esas, por ahora, todavía están por llegar.