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El astrónomo del Vaticano y la posibilidad de bautizar vida extraterrestre

El nuevo director del Observatorio Vaticano, el padre Richard D’Souza, generó debate en medios internacionales tras declarar que estaría dispuesto a bautizar a una forma de vida extraterrestre si alguna vez la humanidad llegara a encontrarla.

Sus palabras, publicadas en una entrevista reciente, reflejan la intención del Vaticano de mantener un diálogo abierto entre ciencia y teología frente a los avances astronómicos y las hipótesis sobre vida más allá de la Tierra.

Un planteamiento teológico para un futuro posible

D’Souza, quien sucede a Guy Consolmagno como jefe de la institución, explicó que, desde su perspectiva, si existen seres inteligentes fuera del planeta, “también serían parte de la creación de Dios”.

Ante la pregunta de si consideraría bautizar a un extraterrestre, su respuesta fue directa: “Sí, sí”. Sin embargo, aclaró que antes de cualquier acción de ese tipo habría que resolver cuestiones básicas sobre cómo establecer comunicación y comprender la naturaleza de esas posibles formas de vida.

El sacerdote jesuita subrayó que este tipo de hipótesis no busca trivializar los sacramentos, sino ampliar la reflexión teológica ante escenarios que la ciencia podría hacer realidad en algún momento.

astrónomo del Vaticano bautizar vida extraterrestre
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Ciencia, fe y la apertura del Vaticano

El Observatorio Vaticano, fundado en el siglo XVI y hoy con sede en Castel Gandolfo y en Tucson, Arizona, es una de las instituciones científicas más antiguas del mundo.

Su misión ha sido integrar la investigación astronómica con la reflexión religiosa. Bajo el liderazgo de D’Souza, el observatorio parece continuar esa tradición, asumiendo que el descubrimiento de vida extraterrestre no necesariamente contradice la doctrina cristiana.

La Iglesia ya ha expresado en otras ocasiones una posición de apertura sobre este tema. En años recientes, representantes del Vaticano han reconocido que el universo podría albergar vida en otros lugares y que eso no pondría en duda los principios de la fe.

El valor simbólico de la declaración

Más allá del titular, las palabras del padre D’Souza evidencian un esfuerzo por anticipar dilemas éticos y espirituales que podrían surgir con el progreso de la exploración espacial.

Si en algún momento se comprobara la existencia de vida inteligente fuera de la Tierra, la religión tendría que enfrentar nuevas preguntas sobre el alma, la salvación y el sentido universal de la creación.

Su disposición a “bautizar a un alienígena” debe entenderse, entonces, como una forma de expresar que la fe, al igual que la ciencia, puede evolucionar y adaptarse a nuevos conocimientos.

La postura del astrónomo del Vaticano no busca establecer una doctrina inmediata, sino abrir una conversación sobre el lugar de la humanidad —y de la espiritualidad— en un universo cada vez más comprendido.

En lugar de conflicto, propone un puente entre ciencia y religión, recordando que el asombro ante lo desconocido puede ser también una vía para el entendimiento.

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